Hubo una época en la que despertarse a las 7:30, tomarse un café y superar el día era suficiente. ¿Ahora? Eres vaga. Eres indisciplinada. No te respetas a ti misma.
Porque, aparentemente, el respeto a una misma ahora viene en forma de alarma a las 5 am, un zumo detox cuya calidad no va acorde con su precio y una sesión de pilates a la que acudes perfectamente conjuntada con un set deportivo de colores neutros. Todo seguido de un desayuno con mucha proteína y una rutina de skincare de diez pasos diseñada para hacerte creer que vas a lucir 18 para siempre.
Y no me malinterpretéis, me encanta la idea de tener la vida así de coordinada y controlada. Me apasiona la idea del balance, el bienestar y la optimización. Pero, por el camino, ser ‘tu mejor versión’ se ha convertido en otro trabajo a tiempo completo. Y si no te comprometes como si fueras una CEO de Forbes, entonces estás fracasando.
Cada día, una nueva rutina de mañana se hace viral. Una chica se levanta a las 5 am (ni antes ni después), se estira frente a la ventana con una luz perfecta, se pone su conjunto minimalista beige, se bebe un smoothie y se va a su trabajo perfecto, en su coche perfecto. Y después del trabajo, aún tiene tiempo para andar sus 10k pasos diarios, leer algunas páginas de un libro sobre cómo alcanzar la máxima disciplina e irse a dormir antes de las 22:00.
¿La ironía? Que este nivel de híper-optimización es un privilegio. La rutina de la madrugadora que bebe matcha, hace pilates y se ‘resetea’ con meditación y afirmaciones diarias está romantizada en TikTok, pero no está diseñada para la gente que verdaderamente tiene cosas que hacer. Es un estilo de vida para quienes no tienen que hacer equilibrismo entre el trabajo, los estudios, la familia, el estrés financiero.
Todo esto es un delirio capitalista: convencer a la gente de que, si sólo compra el planner correcto, sigue la rutina matutina adecuada o invierte en buenos suplementos, va a desbloquear el éxito. Es autosuperación como estrategia de marketing.
Y, aun sabiendo esto, lo seguimos teniendo interiorizado. Vemos esas rutinas perfectas y sentimos que no estamos haciendo suficiente. Que tenemos que seguir empujando más fuerte, despertándonos aún más temprano para hacer todas esas cosas antes de ir a cumplir con nuestras responsabilidades y así crear esa ansiada disciplina (o esa disciplina que nos da ansiedad).
Pero aquí esta la gran estafa: el éxito no tiene una fórmula universal. Mi vida no es igual que la de otra mujer de 21 años que vive en Los Angeles y tiene a marcas pagándole el alquiler. Mis esfuerzos, mi cultura, mi realidad financiera… nada de esto encaja en la plantilla para ‘tener la vida controlada’.
Pero eso es lo que nadie quiere admitir: no hay una sóla manera de existir. No hay una rutina perfecta ni una versión ultramejorada que necesites seguir. Quizás la opción más radical que podemos escoger sea rechazar la idea de que tenemos que estar constantemente mejorando. Algunos días, existir es suficiente (y agotador).
Porque, al final del día, ¿la gente que nos vende este estilo de vida ‘optimizada’? No se levantan más de dos días a las 5, simplemente son mejores fingiendo.
Me encantó tu reflexión, un tema importante que cuestionar!
Me encantó tu reflexión. Casi toda la semana me tengo que levantar a las cinco de la mañana, con un viaje de una hora y media donde se viaja como ganado para llegar a la facu. He tratado de romantizar mi vida yendo al gym, comer algo sano y hacer deberes a tiempo, pero simplemente no se puede porque llega a un punto en el que te cansas y no haces nada, he pasado mis findes postrada en la cama por el cansancio físico y mental